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Aproximación a Mar de yerba

por

Tomás Martín Tamayo

Feria del libro Mérida  junio2002

 

 "Acudo contento a esta feria del libro de Mérida, que conozco desde su primera edición,  con unas casetas que yo mismo facilité, como Consejero de Cultura.

  Y  quiero comenzar, dando testimonio público de agradecimiento a Rosa María Lencero, que, además de propiciarme el reencuentro con la Feria del Libro de Mérida, me ha elegido para presentar su último poemario Mar de yerba.

  Mar de yerba  es el  sexto poemario de Rosa Maria lencero, que ya tiene en imprenta el séptimo: El agua de los sueños.

  Desde su incursión en el mundo de la poética, siendo una adolescente,  supo hacerse un sitio entre los poetas que destacaban en Extremadura  y, desde entonces, ha crecido y con la madurez y la experiencia  se ha hecho profunda,  sin apearse del lirismo,  sin renunciar a la musicalidad y al color, y en cada entrega es capaz de adentrarnos en un mundo  diferente.. .

    Después de Lo que fue una sombra y   Como amantes de Etruria en los que las musas corrían a su antojo,  llegó Tierra extrema, que ya apuntaba más altos vuelos.

     Con El libro de los desposorios se produce una quiebra sustancial en el lirismo de Rosa María que ahora ya ata corto a las musas y las somete a la estricta disciplina de lo que quiere contar. Leyendo El libro de los desposorios, uno se acuerda inevitablemente de Antonio Viudas Camarasa y de la suerte que tiene.  

    El galo moribundo  es un libro unitario, difícil y enormemente bello, pero es en este Mar de yerba donde creo que Rosa María Lencero muestra pletórica toda su madurez poética. Aquí ya no hay atisbos, promesas ni insinuaciones. Este es un libro maduro, cargado de realismo, de sensualidad y nostalgia placentera. Placentera, porque está claro que Rosa María Lencero es una mujer realizada y feliz. La estructura física del libro acabo de conocerla, aún huele a tinta fresca, pero desde hace unos quince días tengo en mi poder  este Mar de yerba  que  he leído con delectación en cuatro ocasiones. Y confieso que no he acabado de leerlo, porque la conocida poliformidad poética de Rosa María, se manifiesta de forma muy especial en este poemario.

  Rosa maría lencero ha divido su Mar de yerba en cuatro partes, perfectamente diferenciadas por el ritmo, la cadencia, el color y la musicalidad de los versos. El libro, que es la descripción de la vida a través de la descripción del paisaje,  tiene unidad temática, sigue la misma metodología de  las grandes sinfonías  y va rompiendo en cada una de sus partes, sin apartarse del mensaje  central durante su lectura yo me acordaba permanentemente de “el bolero” de Ravel  e incluso del primer “tubular” de M.O.

  Mar de yerba, comienza con  "La boca de Nausica", donde la poetisa  ejerce de anfitriona  de sus propios sentimientos  y nos describe el paisaje de su vida interior, felizmente plácida y repleta:

desde mi atalaya

donde me place ver

pasar la vida

se cuajan de rocío

los días.

Se rompen a campanadas

las horas.  

    Rosa María Lencero domina el complejísimo arte de la metáfora y se incursiona constantemente en sus vericuetos  para hacernos mas asequible  el mensaje de fondo,  pero administrando el recurso  con un atinado sentido de la  proporción y la musicalidad.

    Concluye confesando:

ligero viento,

navega mi corazón

por el caudal  de tus besos.

 

pero antes casi se arrepiente de saciar su sed temprana para, llegado su momento , hacer  más placentera la necesidad del encuentro.

    Escuchen esto:

debería cuidar la sed

para que derramaras

sobre mi boca

la ansiada  y fresca agua

de tu cántaro

rumor del pozo

de los deseos,

agua eterna.

 

    Está pletórica, se adelanta al tiempo y, como el perro de Paulov, por asociación,  es capaz de anticiparnos  el sonido de la primavera.

aún no es abril,

pero inspiro el aliento

que exhala la yerba.

    Ya ha situado al lector, ya lo ha entrado en escena y ahora  lo guía para que vea desde dentro el paisaje que antes le enseñó desde fuera.

    Antes éramos  parte del paisaje y lo veíamos integrados en él. Ahora nos guía y nos muestra otra perspectiva:

funanbulista de la luz

abro el ventanal

al sol que grita

sobre el campo

y concluye este  primer tramo con un grito de esperanza:

se arrojó la tierra

a nuestros hombros

vamos a jardinizarla.

    Este es otro de los recursos poéticos de Rosa María Lencero. Es capaz de romper el lenguaje,  pasarlo por un alambique para depurarlo y sacar palabras nuevas,  pero que todos entendemos al oírlas:  

¡jardinizar la tierra!

no es lo mismo ajardinar que  jardinizar. Ajardinar conlleva una limitación geográfica. Cuando oímos que están ajardinando, pensamos en un terreno limitado, que han rastrillado y estercolado para que acoja a un número limitado las plantas. Pero jardinizar, que es un lencerismo de nuevo cuño, con una sonoridad distinta, supone romper las limitaciones geográficas para universalizar el jardín".

 


Ese mismo día, seis de junio de 2002, Tomás Martín Tamayo en su columna del HOY se refería a la situación de la Literatura Extremeña y a los problemas del escritor que produce su obra residiendo y votando en Extremadura.



Si desea ponerse en contacto con el grupo poético-musical  La familia Vargas y Rosa María Lencero escriba un correo electrónico a la siguiente dirección:

 rosa@dialectus.com


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