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DIARIO DE UN ACADÉMICO DE PROVINCIAS
Por
Antonio Viudas Camarasa
Académico Numerario, en posesión de la Medalla número 20,
de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes
APUNTES para una historia de la real academia
de extremadura
SELECCIÓN DE TESTIMONIOS
Testimonio
núm. 4.
1979 marzo.
La Academia de Extremadura,
Alminar, Núm. 3, marzo, 1979, pág. 6.
«Continúan los trámites del expediente administrativo para la
consecución de la Academia de Extremadura, de la que ya se ha dado cuenta a
los lectores de ALMINAR en el pasado número de febrero.
Según se nos informa se han efectuado varias reuniones en Madrid con
la participación de diversos académicos y personalidades de la región
extremeña, en las que se han dado los últimos retoques a los Estatutos y
Reglamentos, elaborándose la petición que integra el expediente ante el
Ministerio de Educación y Ciencia y al Instituto de España.
Una de las bases necesarias para la creación y puesta en marcha de
la Academia la constituyen los antecedentes regionales de la misma, sin cuyo
requisito es difícil la coronación del trámite. Para la de Extremadura se
cuenta con honrosos antecedentes, que en este caso informan el preámbulo
del expediente, dignos de figurar entre los primeros que pueda tener
cualquier Academia del país. Como tales antecedentes se han hecho constar
dos de superior rango, y de los dos, uno está estigmado con timbres de
gloria. Figura como primero la Academia literaria o Corte literaria que
funcionó a finales del siglo XV en nuestra región, bajo el mecenazgo del
último Maestre de la Orden de Alcántara, don Juan de Zúñiga. Dicho gran
Maestre, en Zalamea de la Serena se rodeó de una serie de intelectuales,
poetas, hombres de ciencia que brillaban en la España de su tiempo. Zalamea
de la Serena fue brillante polo intelectual de la época. A dicha Academia
se agregó el insigne Nebrija, quien para poder vivir de cerca en la
Academia se labró una importante mansión junto al castillo. Nebrija vivió
en Zalamea desde 1488 a 1516, y en ella escribió su famosa Gramática de
la Lengua Castellana y el primer Diccionario de nuestra lengua
que aparecieron en 1492 y 1493, dentro de la vigencia de la famosa Academia.
Otra Academia que se cita como antecedente es la que existía en Badajoz en
el siglo XVI bajo el mecenazgo de los Moscoso, y que reunía a la flor y
nata de la intelectualidad extremeña de entonces.
La Academia de Extremadura es vieja aspiración y por ella se ha
trabajado en los últimos años. Se espera coronar el expediente y que la
misma comience a funcionar en bien de la cultura y el patrimonio artístico
y espiritual de la región».