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DIARIO DE UN ACADÉMICO DE PROVINCIAS

Por

Antonio Viudas Camarasa

Académico Numerario, en posesión de la Medalla número 20, 

 de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes

APUNTES para una historia de la real academia 

de extremadura

SELECCIÓN DE TESTIMONIOS

                               Figura 4 Antonio Vargas-Zúñiga

               —Ha sido en realidad una reunión preparatoria, a la cual asistimos cinco señores, para hacer la propuesta a las Academias correspondientes.

               La Comisión encargada de organizar la Academia está formada por don Antonio Hernández Gil, presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación; don Javier de Salas, académico de número de la Real de Bellas Artes, de «San Fernando», don Manuel Terrón Albarrán, secretario del Instituto «Pedro de Valencia», de Badajoz, y académico correspondiente de la Historia, y don Antonio Rubio Rojas, igualmente académico correspondiente de la Historia, y archivero municipal, y yo, que también formo parte de la Comisión.

               —¿Cuáles son los pasos a seguir?

               —En estos momentos, la primera meta es, según normas del Instituto de España, ser aprobados por nuestras respectivas Academias, para el encargo que se nos ha conferido. Después, inmediatamente volveremos a tener una reunión en Extremadura, para nombrar cinco señores que serán aprobados también por las correspondientes Academias para que formen el grupo inicial de diez con los cuales, se constituirá la Academia de Extremadura, que va a ser, como su nombre indica, de Letras y Artes.

               Tendremos competencia en lengua, en Bellas Artes, en todos sus sentidos, la Historia en todo su amplio cauce...

              A la reunión asistieron el presidente de la Diputación de Cáceres, y el de Badajoz y no pudo estar presente el presidente de la Junta Regional, que había sido invitado. Todos se adhirieron a nuestra idea y nuestros proyectos.

                                —¿Incidencia que tendrá la Academia en la vida cultura1 extremeña?

                                —La misma que tienen las Academias Nacionales en la vida nacional.

                                —¿Se puede pensar en que se academizará el «castúo»?

                —¿Por qué no? ¿Qué razón hay para que no pueda ser considerado como otro cualquier dialecto de la Lengua castellana?

                —¿En qué plazo se puede esperar que la Academia sea un hecho?

                —Calculo y deseo que esto puede ser realidad en el mes de abril, poco más o menos.

                Los académicos nombrados ahora u organizadores, como los demás, tenemos que pronunciar un discurso de ingreso para ser considerados como académicos de número.

                —¿Se ha decidido ya cuál ha de ser la sede?

                —La sede hemos acordado que, por ahora sea oficialmente, Trujillo aunque... la Secretaría es lógico que esté en el lugar donde resida el secretario. Las reuniones se celebrarán en Trujillo, salvo, y esto es una idea mía, las recepciones solemnes de académicos sea rotativa.

                —Otro tema en el que la Academia de Extremadura debe incidir rápidamente es en el de la conservación de monumentos. ¿Cómo va a hacerlo?

                —Va a influir quizá en una manera definitiva porque lo mismo los académicos de Bellas Artes numerarios, como los correspondientes, que los de la Historia nos preocuparemos indiscutiblemente de la conservación del acervo histórico-artístico regional.

                La Academia no ha sido idea de ahora, sino que viene desde hace muchos años, quizá hace lo menos dieciocho. No hay Congresos de Estudios Extremeños donde el tema no se haya planteado, y en este último fue su primera conclusión la necesidad absoluta de su creación, y ese ha sido el motivo de la reunión de Trujillo.

                No ha salido antes quizá debido a la idiosincrasia de los extremeños, y luego porque teníamos que estar coordinados a una Institución de tipo nacional, como es el Instituto de España, que es el que coordina todas las Reales Academias.

                Esta Academia, en Extremadura ha tenido unos antecedentes, remotos, pero muy interesantes, como por ejemplo, la Academia que el último Maestre de la Orden de Alcántara, y me refiero a finales del siglo XV, tenía en Zalamea de la Serena, donde había una Corte de tipo literario, en la cual, entre otros estuvo el famoso Nebrija, que hizo la primera gramática de la Lengua Española. Fue en Extremadura donde se pensó y donde se realizó y donde había una verdadera Academia.

                —¿Quiénes serán los otros cinco académicos a los que ha aludido anteriormente?

                —Seguro hay dos académicos numerarios que no han entrado en este primer grupo señalado por el Instituto de España, porque hacían falta, aparte de los académicos como soy yo, o Hernández Gil o Salas, dos que residiesen en Extremadura. Esa fue la razón de que no entrasen personas que tenían tanto derecho como nosotros, como son los dos grandes escultores de la región: Pérez Comendador y Ávalos, que son académicos nacionales, y por derecho propio tienen que entrar en el cupo de los cinco segundos. Los otros tres, uno podía ser representante de la Universidad, concretamente en las ramas de Letras, cuyo nombre habrá que consultar con la propia Universidad, y los otros dos podrán ser dos correspondientes, uno de Cáceres y otro de Badajoz, porque nuestra idea es que la Academia esté compartida en partes iguales por ambas provincias.

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                La noticia es importante, y es buena. Puede ser decisivo en diversos factores de la vida de nuestra región el que la faceta cultural se aúne dentro de una Academia de Extremadura que habrá de estudiar y potenciar la idiosincrasia de nuestras respuestas a los retos que la cultura está teniendo, máxime en momentos en los que parece que la regionalización de otras tierras va forzar la nuestra y no debemos quedar como «tierra de nadie», sino que habremos de asumir nuestros propios valores, nuestros defectos, nuestra forma de ser, de escribir, de pensar o de plasmar y no sólo fijarlos, sino darles el máximo esplendor, porque además, será la forma de que comencemos a reconocer lo mucho y bueno que hemos tenido, y conseguir continuidad».

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